Llega el fin de curso, y como los de antes de selectividad van a aduana, nosotros hemos vuelto a ir a Peio. Ese lugar que despierta tantas iras como amores.
Lo mejor, Coto, Jorge, Borja, Felipe y yo compartiendo una mesa sin que falte vino y una (ayer hasta Borja estuvo de acuerdo) excepcional comida. Despues se incorporó Rafa con su moreno Peloto, que dijo paso por cierto.
Cuando me retiré para cumplir mi parte del trato hogareño, estabamos a punto de invadir El Atico y tomarlo por la fuerza, aun a riesgo de tener que pasarnos por la piedra a alguna guiri, daños colaterales, que se le va a hacer.
Lo peor, los que pos alguna razon no pudisteis estar, pero nos acordamos de vosotros mucho, y se os echó de menos. Lamentable la presencia de algun ser por la ciudad que ni apareció, alla él.
A los más, hasta la proxima, ya veremos donde
P.D. 55 €, para aquellos a los que le importe
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