Efectivamente, las existencias de este clásico están agotadas, al menos en Sevilla. Cuando entras en un establecimiento de pinturas, dorgueria, etc y la encuentras te las llevas de tres en tres, y el grande. Mi último viaje a Barcelona me obligué a facturar por traerme unas cuantas, imaginao el atentado que podía organizar.
Dentro del liberalismo, hay operaciones que no se entienden, por qué una multinacional que compra una empresa con un producto que funciona lo elimina y lo relanza con el mismo nombre y distinto olor?
Lo dicho, la muerte de un clásico
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